mi caminar

No importa cuánto camine
No importa cuántas veces detenga el camino
No importa cuánto insista en apartarme del camino
Caminar, por donde no existe camino
Equivocarme de camino, no importa
Ni siquiera el camino.

No apareces

Nadie me reclama cuánto camino, camino
Nadie se pierde, si pierdo el camino
Nadie me enseña el camino
Cuando no piso camino
Ni me anuncia caminar, por otro camino
Ni siquiera el camino

No apareces

Y entre tanto camino que camino
He perdido de mi caminar, el camino.

Espacio-poesía.

Se han arquitecturizado las letras
el espacio se ha vuelto poesía.

Paramentos de letras desnudas
puntos y comas contornean un vano
dan aire al tiempo

Habita.

Se han texturizado las letras
y en un instante de lectura
han cobrado espesor, altura, medida.

Los versos se encaran en la memoria,
como enloquece la obra y el terreno
conversando con la raíz de un árbol

Un amigo añejo.

La geometría ha rimado al vestíbulo,
mientras la luz acalorada del oeste
tinta la cursiva…

Se ha literaturizado la arquitectura
confiesa cadencioso
el misterio persistente
de su diseñador.

La estación

En la estación, a la hora de las luces artificiales
los colores intentan ser color, tras su artificio
mientras sombras cobardes, en la agotada urbanidad
esculpen su escueto engaño.
Ellas no recitan latidos
y en la piel no imprimen calor,
son testigos, sin memoria, de la noche.

Estoy atragantándome con el frío
cada vez que por instinto
llevo gajos de aire a mi boca…

las bocas!

Que entre una y otra
en su juego subversivo
construyen niebla.

La espera a la que me condena, este andén vacío
me denuncia poeta.