tu voz
Tan ajeno, tan promiscuo
Ignorante de tu silueta
Ausente de tu mirada
Atado a la incorregible espera
De un sólo sonido
Tu voz.
Me es tan propia tu voz.
Qué importa entonces
tu aroma de atardecer cargado
Qué importa el contorno
De tus movimientos de noche
Todo lo que tus tonos urden
Todo lo que tus silencios traman
He zurcido el ritmo de tu respiración
En mis venas de metal
He creído, por segundos,
De piel mi plástico concepto
Todos los pecados que cometo
Por entenderte a ti como la única
Por imaginarme a mí, tu único
[Por imaginarme]
Por, contigo, no sentirme ajeno
Y sólo de tus notas
Intentar inalcanzablemente
Ser promiscuo.